El riego del huerto

La presente Información se encuentra actualizada a fecha 28-10-2020

Una huerta con buen suelo, rico en humus, con buena exposición solar y con el riego conveniente será la base para garantizar hortalizas sanas, frescas y abundantes. Está al alcance de tu mano, sólo necesitas un poquito de tiempo libre y dedicación.

Antes de explicarte de manera detallada las reglas principales para regar tu huerto es importante que tengas en cuenta los siguientes puntos:

• Es habitual regar por surcos, inundando el espacio que queda entre caballón y caballón.
• El riego por goteo es perfecto para hortalizas y cada vez se emplea más que el riego por surcos.
• El riego por aspersión también se utiliza en huertos. Inconveniente: al mojar hojas y frutos se da más facilidad al desarrollo de hongos.

CÓMO LLEVAR A CABO EL RIEGO

Cuando hayas determinado el tipo de riego que creas que será más efectivo para tu huerto debes tener muy en cuenta el modo en que hay que regar. En caso contrario, habrá más dificultades en el desarrollo de las hortalizas, verduras, etcétera.

Seguir las indicaciones siguientes:

• No hay recetas para el riego, la cantidad y constancia de agua a aportar depende de varias causas: especie, estación del año, estado de crecimiento, etcétera.
• En época de siembra o plantación los 12 cm superficiales del suelo deben estar totalmente y uniformemente húmedo, aunque no anegado.
• Las plantas muy jóvenes es aconsejable regarlas habitualmente para que nunca se deshidraten.
• Si las hortalizas se cultivan al aire libre en parcelas, es conveniente estructurarlas en función del agua que necesiten, de modo que todas reciban la cantidad necesaria.
• Las hortalizas son sensibles tanto al exceso como al defecto de agua.
• Con el exceso de riego hay problemas como la podredumbre en el cuello, se malbarata el agua, hace que el fruto pierda sabor y en cultivos de raíz lleva el desarrollo a hojas en detrimento de la raíz.
• Si no dispones de abundante agua, será conveniente que instales un depósito de reserva.
• En suelos arenosos, donde la textura del suelo es muy poroso, el agua se infiltra y se evapora rápidamente, por lo que hay que estar atento más a menudo de que haya una humedad adecuada.
• Los mejores suelos son los que tienen una gran capacidad de retener agua, pero no en mucha cantidad.

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